lunes, 9 de noviembre de 2015

Seguir en sus trece

En estos tiempos, ser intransigente (o no "bajarse del burro", expresión que tratamos en otra ocasión) no es considerado un defecto del carácter o la personalidad, sino más bien todo lo contrario. A quien se aviene a "consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, para acabar con una diferencia" (por utilizar la definición que para transigir nos ofrece el Diccionario de la Real Academia Española) se le considera un pusilánime cuando no un traidor o, al menos, un pobre de espíritu.

En la oficina moderna, una de las cualidades que adorna al profesional de éxito es mantenerse en sus trece a toda costa. En no pocas ocasiones esta actitud alcanza incluso la negación de la evidencia y otras conductas tradicionalmente asociadas con la alteración de las facultades de percepción de la realidad. Con frecuencia, este proceder se adorna con frases autojustificativas del tenor de "hemos de ser consistentes" y con invocaciones a antiguas presentaciones estratégicas.

El Diccionario de la Real Academia Española recoge las expresiones estarse, mantenerse o seguir en sus trece y las atribuye los valores de "persistir con pertinacia en algo que ha aprendido o empezado a ejecutar" y "mantener a todo trance su opinión". En esta última línea, el Diccionario de Uso del Español de María Moliner define la expresión como "sostener obstinadamente una afirmación o una actitud o propósito".

La expresión tiene su origen en la actitud adoptada a principios del siglo XV por Benedicto XIII, el Papa Luna, representado en nuestra imagen de hoy. El aragonés Pedro Martínez de Luna accedió al papado en Avignon en 1394, sucediendo a Clemente VII, quien había protagonizado el llamado "Cisma de Occidente" y dado origen a un breve período con dos Papas enfrentados, uno en Avignon y otro en Roma. Cerrada la cuestión tras el Concilio de Constanza en 1417, el Papa Luna terminó sus días en el castillo de Peñíscola sin apearse de su dignidad papal, simbolizada por los "trece" de su nombre. Como curiosidad, y dado que la Iglesia nunca reconoció a los Papas cismáticos como tales, el "auténtico" Benedicto XIII no ocupó la sede romana hasta más de tres siglos después (1724-1730).

El inglés no utiliza conceptos de tanta raigambre histórica para expresar esta idea sino más bien otros cuyo origen podemos encontrar en los campos de batalla. Efectivamente, en inglés utilizamos la locución to stick to one's gun, que el Cambridge Idioms Dictonary nos define como "to refuse to change your ideas although other people try to make you change them" ("negarse a cambiar de idea pese a que otras personas intentan que lo hagamos"). La imagen es la del soldado que sigue disparando al enemigo a pesar de todo.

Igualmente podemos emplear las expresiones to hold or to stand one's ground que el mismo diccionario, nos define como "to refuse to change your opinions or behaviour, even if other people try to force you to do this" ("negarse a cambiar de opinión o comportamiento, incluso si otras personas intentan obligarnos"). Aquí, sin abandonar el terreno bélico, la referencia es, más bien, al combatiente que defiende su terreno, sin dar un paso atrás.

Ejemplos prácticos.
  • Te participo que pienso seguir en mis trece pase lo que pase. I want you to know that I intend to stick to my guns come what may.
  • Después de que María le explicara la situación, su decisión de mantenerse en sus trece no fue demasiado sensata. After Mary explained the situation to him, his decision to stand his ground was not particularly sensible.

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