lunes, 13 de abril de 2015

Dar la puntilla

Las andanzas del toro en el ruedo suelen terminar con un momento especialmente desagradable para los no habituados a las corridas y aún para los que las frecuentan.  Se trata del momento en que se da al astado la puntilla, un golpe que con un pequeño cuchillo se le asesta en la zona cervical, terminando definitivamente con su vida después de haber recibido una o varias estocadas.

No debe, en todo caso, confundirse la puntilla, que se produce cuando el animal ya yace en el suelo, con el descabello, que se asesta cuando el toro aún está de pie pero ya no es posible volver a estoquearlo.  El descabello es todavía tarea del matador y se asesta con un particular estoque ligero llamado verduguillo mientras que la puntilla la da el puntillero con el cuchillo del que toma nombre.

A partir de ese significado técnico taurino, "rematar las reses con la puntilla" tal como lo recoge el Diccionario de la Real Academia Española, alcanzamos otro coloquial y de uso frecuente: "rematar, causar el fracaso definitivo de alguien o algo".   De forma algo más genérica, el Diccionario de Uso del Español define este segundo valor como "completar de alguna manera un daño grave causado a alguien".

En las modernas organizaciones empresariales, con su incensante vaivén de advenedizos e insensateces, es frecuente que numerosas personas y proyectos (en no pocos casos se confunden las unas con los otros) se aferren durante algún tiempo a un último hilo de vida profesional, las más de las veces más relacionado con el olvido o el desdén que con ninguna otra cosa. Sin embargo, inevitablemente algún evento viene a darles el golpe de gracia que les conduce al ostracismo o la defenestración y decimos por ello que se les ha dado la puntilla.

Dado que la puntilla, ese pequeño puñal que se utiliza para pasaportar al toro agonizante, es concepto ajeno a la lengua inglesa, debemos recurrir en ésta a otra expresión, también muy gráfica y con parecidas connotaciones siniestras. En efecto, en inglés decimos to put the last nail in the coffin (literalmente, "poner el último clavo en el ataud") para referirnos al evento o circunstancia que provoca el fracaso definitivo de algo que ya había empezado a fracasar ("an event which causes the failure of something that had already started to fail", en la definición del Cambridge Advanced Learner's Dictionary).

En inglés podemos utilizar también la expresión "golpe de gracia" pero nótese que la misma debe expresarse recurriendo al francés (coup de grâce) lo que siempre resulta algo forzado y aun pedante en boca del hablante de una tercera lengua.

Ejemplos prácticos:
  • Estaba ya enfrentado a Pablo, pero la discusión que tuvieron en el comité de riesgos le dió la puntilla. He was already on bad terms with Paul, but their argument at the risk committee put the last nail in the coffin.
  • Todo el mundo sabía que el proyecto estaba condenado al fracaso pero el recorte presupuestario le dió la puntilla. Everyone knew that the project was doomed but the budget cuts put the last nail in the coffin.

1 comentario:

  1. No faltan tampoco en la oficina moderna los que se dedican a "andar de puntillas" (to tiptoe) para intentar pasar desapercibidos.

    Y que decir de los "puntillosos" que tan pronto se nos enfadan por una nimiedad (touchy), como se ponen exigentes y lo quieren todo perfecto hasta en los mínimos detalles (punctilious).

    Tampoco escasean los que intentan "agarrarse a un clavo ardiendo" (to grasp at straws) para intentar librarse de la puntilla (the final blow).

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