miércoles, 15 de febrero de 2012

Cura de humildad


Los balnearios han conocido un cierto renacimiento en los últimos tiempos.  Sus tratamientos de salud, en particular sus propuestas estéticas y contra el stress, se han orientado hacia un amplio público, muy distinto de los clientes añosos que tradicionalmente acudían a "tomar las aguas".  Incluso en las ciudades han surgido los llamados "spas urbanos", que ofrecen sus servicios en locales sobre cuya higiene siempre ha albergado dudas el autor.  Estos establecimientos no deben, en ningún caso, confundirse con las ubicuas saunas, donde los servicios ofrecidos son generalmente de naturaleza bien distinta.

Muchas de las personas que conviven en la oficina moderna, especialmente las que han alcanzado puestos de cierta relevancia, merecen experimentar un tratamiento que no se ofrece en los establecimientos balnearios, quizá porque la vida misma lo administra de manera inesperada y, además, gratuita.  Nos referimos a esas curas de humildad que tanto contribuyen a bajar los humos y a recordarnos nuestras muchas limitaciones, haciéndonos recobrar temporalmente cierta perspectiva de las cosas.   En esta línea, el Diccionario de la Real Academia nos recuerda que la hoy desusada virtud de la humildad consiste precisamente en "el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento".

En inglés también encontramos referencias a la humildad pero, en lugar de proponerse una inmersión reparadora, se opta por aproximaciones gastronómicas o, al menos, que tienen que ver con comer.  Efectivamente, la expresión más común en inglés en este contexto es to eat humble pie (que podemos traducir como "comerse el humilde pastel" o, más libremente, como "comer pastel de humildad").  Parece, sin embargo, que su origen está más bien en el umble pie, una especia de empanada medieval rellena de diversos productos de casquería.  Alternativamente, podemos emplerar también la construcción to eat dirt ("comer suciedad", cercana a nuestra "comer mierda").

En los Estados Unidos, por su parte, es más común encontrar una expresión similar aunque aún más curiosa: to eat crow, cuya forma original era to eat boiled crow ("comer cuervo  hervido").  No hace falta probarla para saber que la carne del cuervo no debe resultar demasiado apetitosa.

Ejemplos prácticos:
  • No sé cómo Guardiola le cae tan bien a la gente.  A mi me parece un gilipollas al que le vendría bien una cura de humildad de vez en cuando.  I can't understand why people like Guardiola so much.  I think he's an asshole who should eat humble pie once in a while.
  • El año pasado por primera vez no consiguieron alcanzar sus objetivos de crecimiento y su cotización se desplomó; una buena cura de humildad para una empresa tan acostumbrada al éxito.  Last year they failed to achieve their growth target for the first time and their share price tanked; a dose of humble pie for such a succesful company.

1 comentario:

  1. Cierto es que en la sociedad actual donde el reflejo del “éxito” es la ostentación desmedida, a todos nos viene bien de vez en cuando una cura de humildad, pero muy en particular a esas personas, que como bien dice el autor, han alcanzado puestos de cierta relevancia dentro de la oficina moderna.

    Resulta muy desmotivante observar como algunos de estos personajes han llegado a esos puestos sin saber siquiera, y no exagero, que “Ayer” se escribe sin “H” y “Hoy”, por el contrario, comienza con “H”. Lo admirable es que cuando ,con mucho tacto, se lo haces observar te miran con cara de incredulidad como si se estuvieran preguntando… ¿Pero cómo puede cambiar tanto la ortografía de un día para otro?.

    ¡En fin…!

    Después de alguna que otra reflexión al respecto he llegado al personal convencimiento de que lo que les ha encumbrado a sus poltronas es precisamente su ignorancia. Es, efectivamente, su total desconocimiento sobre sus limitaciones, el desatender que líneas no se deben sobrepasar dentro de la mas básica ética profesional, junto con su absoluta falta de escrúpulos, lo que a mas de uno, posiblemente acompañado por un viento coyunturalmente favorable, le ha llevado a ser nombrado “Rey del Mambo”

    Ya lo dice el refrán, “La ignorancia es muy atrevida”. No se si lo podríamos traducir como “Ignorance is bliss”.

    En cualquier caso, como decía el siempre recordado comunicador, confiemos en que “El tiempo, ese juez insobornable que da y quita razones” acabe poniendo a cada uno en su sitio y dispense las correspondientes “curas de humildad” allí donde mas se precisen.

    No obstante, un servidor a estas alturas ya está “curado de espantos”.

    Saludos cordiales.

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